Evita faldas demasiado cortas y por supuesto ropa demasiado sport, “vaqueros ni de broma”. Los vestidos largos tampoco son una buena opción, recuerda que es un acto de día. A la hora de elegir tu prenda de comunión, vestidos midi, vestidos cortos por encima de la rodilla o trajes de chaqueta son las opciones más adecuadas.

Los colores estridentes y llamativos, ni los mires. Para acertar con los colores, apuesta por colores claros, ya que la primera comunión simboliza pureza e inocencia. Los tonos pastel son los más adecuados para este evento, seguro que no te equivocaras. Los estampados pueden ser otra muy buena opción, pero opta siempre por tonos suaves.

Respecto a las formas, debes de evitar escotes muy pronunciados, como invitada de boda podrías estar genial mostrando la espalda, pero como madre de comunión destacarías y no precisamente para bien. Los vestidos de formas asimétricas serían una buena opción, pero si fueses invitada, si eres mamá de comunión, déjalos para otro evento.

Tejidos brillantes y prendas con demasiados adornos no son los más apropiados. En todo caso un toque sutil con alguna lentejuela o un pequeño detalle de strass. Recuerda que es un acto solemne y el exceso de adornos y tejidos llamativos contrastará de manera negativa con el evento. Las sedas y gasas son la mejor opción en mi opinión.

Los complementos rematarán tu look de comunión, los puedes elegir al tono con tu prenda u optar por un color que contraste con ella, dándote así un toque más especial. Pero mantén siempre la armonía del conjunto. No es necesario que zapatos y bolsos sean del mismo color, aunque si deben de combinar con el vestido. Si eliges un tocado que sea muy sencillo, tipo diadema discreta.